martes, 21 de octubre de 2008

Caperucita roja

Hola, me llamo Fe Roz, el lobo Fe Roz y os voy a contar la verdadera historia de lo que paso con Caperucita roja.
Todo el mundo se piensa que yo soy el malo, pero no, soy todo lo contrario, trabajo en AALC (Ayuda A Los Ciudadanos). Mi trabajo consiste en infiltrarme entre los demás, como uno de ellos y cuando algo pasa, yo vigilo a esa persona y mando la información a la policía.
Caperucita roja no es la niña que pensáis, ella y su abuela estafaban a la gente con sus caras de niñas buenas.
Las estuve persiguiendo durante una temporada y le pase el informe a la policía. Me dijeron que las esposara y las encerrara, que esa misma tarde iría Caperucita roja a casa de su abuela porque estaba enferma. Así que aproveché para presentarme por el bosque, ya que el bus ese día no pasaba por su casa y era el único sitio por el que podía ir.
Ella estaba paseando cuando me presenté, le dije que se fuera por el camino más largo, engañada, ya que ella creía que llegaría antes por ahí. Aprovechando ese tiempo fui a casa de su abuelita para así encerrarla a ella y después a Caperucita.
Pete a la puerta, “Tok tok”, y le dije que era su nieta. Al principio no se lo creyó mucho, pero me dijo que la puerta estaba abierta y entré.
La encerré en el armario para así poder esperar a Caperucita y llevármelas a la comisaría.
Me disfracé, me metí en la cama y llegó ella. Entró, dejo la cestita de alimentos en la mesa y me preguntó cosas sobre mi cara. Al preguntarme sobre mi boca, por hacer la coña, le dije que era para comerla mejor, asustada se echo a correr.
La encerré a ella también en el armario y me comí todo lo de la cesta. Esque correr da apetito. Me eché una siesta y mientras dormía vino el cazador, me abrió la barriga con los ojos cerrados y justo en ese momento salieron la abuela y Caperucita del armario. Él pensó que yo me las había comido, ¡Pero que estupidez! ¿Cómo me las iba a comer?
Pensando eso, me llenó la barriga de piedras. Desperté y sentí mucha sed. Fui al río a beber agua y justo cuando me incliné, caí.
Tras el estrés de esta misión, deje mi trabajo y me prejubile.
Espero que después de esto, no sigáis pensando que yo soy el malo.
Un saludo Fe Roz, el lobo Fe Roz.

1 comentario:

mago merlín dijo...

Muy bien, Milady.
Así que resulta que el lobo no se comió a la abuelita ni a Caperucita... ¡Pobre! Espero que disfrute de su prejubilación. Y menos mal que dejó el trabajo de soplón de la policía, yo creo que tiene peor prensa que el de comeniñas.

Nota: ya sé que soy un pesado con la ortografía pero, ¿podías revisarla?