domingo, 31 de mayo de 2009
Serranilla
viernes, 8 de mayo de 2009
Cartas de invierno
Querido Javier:
Si llegaste hasta aquí es que ya sabes la verdad. Pero quizás aun no caíste en sus trampas quizás aun estas a tiempo de salvarte. ¡Abandónalo todo, Javier, y vete, vete muy lejos, a un lugar donde no te puedan atrapar!
No me busques más, porque yo ya estoy perdido. Si me vieras ahora, escaparías de mí. Para entenderlo, tendrías que ver lo que yo ví, tendrías que saber lo que hay aquí abajo. Si encontrase palabras para describir en que me he convertido, podrías volverte loco para siempre ¡Vete, tu que aun estas a tiempo! ¡Vete y abandona lo que queda de mi!
Cuando estaba leyendo estas palabras, sentí un ruido que procedía del pequeño cuarto lateral. Me levanté y me acerqué a la puerta. Desde ella, en aquel cuarto oscuro, pude ver como alguien se levantaba desde dentro de la trampilla de hierro y como un bulto uniforme se asomado por el agujero. Doy gracias de que ya fuese de noche y aquello estuviese oscuro, doy gracias de que ya no se pudiese ver nada con claridad. Tan solo pude distinguir, en aquel bulto repulsivo, unos ojos brillantes que parecían transmitir todo el horror que un humano es capaz de sentir. Unos ojos que se me quedaron mirando de una forma indescriptible. Pero no fue esa mirada la que me volvió loco, no fue eso lo que me hizo huir de allí y refugiarme en el cuarto en el que estoy ahora. No; lo que me volvió loco fue su voz que desde aquella me obsesiona y retumba en mis oídos. Una voz que pararía salir de unas profundidades inimaginables, una voz que gritó:
-¡Vete, Javier! ¡Tienen hambre! ¡Vete, y no vuelvas más!
miércoles, 11 de febrero de 2009
La segunda historia de la madrastra de Blancanieves
La madrastra de Blancanieves daba vueltas por su habitación esperando a que le viniera una idea sobre que hacer esa tarde.
Se acostó en la cama mirando hacia su espejo mágico que había colgado en la pared detrás de dos cortinas rojas. Pensó durante un rato mientras lo miraba fijamente y se le ocurrió la manera de pasar el rato; discutir con su espejo majito, al parecer no se llevaban muy bien.
-Espejito, espejito, ¿quien es la mas hermosa de este reino?-Creo que esta clara la respuesta mi señora, vos no.
-¿Como? ¿Que osadía es esa? - Aunque esperada la contestación, se quedo con la boca abierta.
-La misma que la de su pregunta mi reina.
-¿Como?
-Con esa cara arrugada.... ¿como se puede uno mirar a un espejo?
-Serás... - contesto enfadada la madrastra
-señora, las amenazas no le convienen y los insultos tampoco, si no lo recuerdo mal, esto es un libro para niños.
-Si es un libro para niños deberías contestarme con más educación.
-Lo siento, pero no lo veo posible, será mejor que duerma un rato y pase de usted.
-¿como?
-Sin ofenderla, pero últimamente lo único que sabe responder es: ¿como? Existen mas palabras- dijo entre risas
-ya que es la única palabra que se pronunciar, nunca te liberare de ese espejo.
-Señora, si mal no recuerdo, prometisteis liberarme
-Lo prometí si, pero las promesas vos tampoco las cumplís. Tú prometiste amarme toda la vida y me engañasteis.
-Pensé que eso ya estaba olvidado.
-Pues te equivocaste. Me hiciste daño Osvaldo
-¿Y ahora me llamas por mi nombre?
-Nunca deje de amarte y ya que no podía perderte, preferí dejarte preso en este espejo para la eternidad.- Dijo con los ojos algo llorosos.
-Lo siento, no pretendía hacerte daño… yo… te quiero.
-Eso no cambia nada.
-Ella no significó nada para mi, solo tu.
Tras una larga charla el espíritu del espejo consiguió que la madrastra le liberase y después de ello él se fue con su verdadera amada.
Después de ese engaño, la bruja la condenó a morir junto a Osvaldo en la cárcel. La madrastra decía: si tanto os queréis, os querréis hasta la muerte.
Moralejas: no te fíes de las palabras de nadie y… hay amores que matan.
martes, 13 de enero de 2009
Descripcion objetiva
Mis manos son suaves, bastante, tras una crema que le hecho una vez a la semana, la crema, formula noruega.
En ellas tengo unas uñas no muy cuidadas, por no decir nada. No me hago la manicura ya que necesito tiempo, cosa que escasea mucho en mi vida y porque me da grima la lima.No me las suelo cortar muy de vez en cuando ya que soy bastante baga, vagisima y me da pereza.
Mis dedos son largos y muy delgados, dedos que suelo tener fríos.
Descripción subjetiva
Mis largos dedos son fríos como un cubito de hielo, finos como un alfiler, blancos como la nieve y por ellos corre mi roja sangre.
Unos ríos secos ocupan la palma de mi mano describiendo mi futuro y mis riquezas.
De unas pequeñas montañas salen esos fríos alfileres con unas uñas rosadas no muy cuidadas y algo largas.
En mis manos descatan mis huesos por su escesiva delgadez y por ello que sean tan frios.